El Coaching en las empresas ha de estar dirigido, principalmente, a potenciar las fortalezas, no solo a manejar las debilidades.

Desde la realidad contrastada de que los seres humanos somos únicos en nuestra forma de ser y hacer, aportando cosas diferentes desde esa individualidad, el foco del Coaching debe estar orientado hacia la excelencia individual en aquellas cualidades las que realmente somos más fuertes, más que en aquellas otras que no tenemos tan desarrolladas.

Ahora que se habla tanto y tanto de diversidad, hay que romper con la tendencia de buscar y desarrollar profesionales que cumplan con la media o los estándares en todos los ámbitos y es el momento de atreverse a sacar la mejor versión de cada uno de ellos. Cosa que no sólo nos hará ser mejores, sino que también nos proporcionará una mayor felicidad personal y, a la vez, repercutirá en nuestro entorno más cercano tanto a niveles de relación como de satisfacción compartida.

Un reciente estudio de Gallup asegura que solamente un 15 % de las personas son felices en el trabajo, tal vez por ello el primer paso del cambio deba ser estar insatisfechos con esta situación y apoyar a nuestros profesionales a ser quienes ellos son realmente, explorando sus talentos para desarrollar sus verdaderas fortalezas, y, de esta manera, sacar todo su potencial y dar lo mejor de sí.

Acompañémoslos a conocer quiénes son realmente y a comprobar qué les hace diferentes y mejores en su esencia. Solo así conseguiremos personas más productivas, realizadas y felices en nuestras empresas.