A medida que las empresas crecen y evolucionan, la necesidad de cubrir puestos directivos se convierte en una prioridad crucial. Una pregunta fundamental que se plantean los líderes de las organizaciones es si es mejor promover el talento interno o contratar expertos externos para estos roles directivos clave. Ambas estrategias tienen sus méritos y desafíos únicos, y la decisión correcta impactará significativamente en la cultura organizacional y el éxito a largo plazo, por lo tanto ¿Cuál es la mejor estrategia?

Promoción interna: Cultivar el talento interno

Optar por ascender a miembros del equipo a puestos directivos ofrece una serie de beneficios significativos:

1. Familiaridad con la cultura y los valores de la propia empresa: Los empleados que han crecido dentro de la organización entienden profundamente su cultura, valores y procesos. Esta familiaridad facilita una transición suave y coherente.
2. Motivación y moral del equipo: Promover internamente envía una señal positiva a toda la organización, demostrando que el esfuerzo y la lealtad son recompensados. Esto aumenta la motivación y la moral del equipo.
3. Reducción de la curva de aprendizaje: Los empleados internos ya están familiarizados con los sistemas, procesos y personas dentro de la empresa, lo que reduce significativamente el tiempo de adaptación al nuevo rol. 

Sin embargo, también hay desafíos asociados con esta estrategia:

1. Posible falta de nuevas perspectivas: Promover internamente puede limitar la introducción de nuevas ideas y enfoques, lo cual es crucial para la innovación continua y el crecimiento.
2. Política interna: Las promociones internas pueden llegar a generar resentimiento y competencia entre los propios empleados, afectando potencialmente la cohesión del equipo.

Contratar externamente: Incorporar experiencia y nuevas ideas

Contratar a un experto externo para ocupar un puesto directivo también tiene ventajas notables:

1. Nuevas perspectivas y experiencia: Los directivos externos pueden aportar nuevas ideas, enfoques innovadores y experiencias diversas que pueden revitalizar a la organización y abrir nuevas oportunidades.
2. Conocimientos especializados: A menudo, los expertos externos poseen habilidades y conocimientos específicos que pueden ser difíciles de desarrollar internamente, especialmente en áreas emergentes o altamente especializadas.
3. Reducción de política interna: Contratar externamente puede mitigar conflictos y competencia interna, ya que la selección se basa en buscar conocimientos, competencias y experiencia externas.

Sin embargo, esta estrategia también presenta sus propios desafíos:    

1. Curva de aprendizaje: Los nuevos directivos necesitan tiempo para adaptarse a la cultura y los procesos de la empresa, lo que puede retrasar la implementación de cambios y decisiones estratégicas.
2. Costes elevados: La contratación externa suele ser más costosa debido a los altos salarios, beneficios y costes de reclutamiento asociados con atraer talento de alto nivel.
3. Riesgo de integración: Existe el riesgo de que los nuevos directivos no se integren de forma adecuada con la cultura existente, lo que puede afectar negativamente a la dinámica del equipo y la moral.

Comparación y elección estratégica

Así pues, cada una de las estrategias tiene sus pros y sus contras, por eso, para tomar una decisión informada sobre cómo cubrir puestos directivos, las empresas deben considerar estos factores clave:

1. Cultura organizacional: Si la cultura de la empresa valora la lealtad y el crecimiento interno, promover desde dentro puede estar más alineado con sus valores.
2. Necesidad de innovación: Para empresas que buscan un cambio, transformación o revitalización, traer a un experto externo puede ser la mejor opción para inyectar nuevas ideas y enfoques.
3. Disponibilidad de talento interno: Evaluar si hay empleados internos con el potencial y las habilidades necesarias para asumir roles directivos es crucial. Si falta el talento adecuado, la contratación externa puede ser necesaria.
4. Urgencia del rol: Si el puesto directivo necesita ser cubierto de forma rápida y, además, requiere de habilidades específicas, la contratación externa puede ofrecer la solución más rápida.

En definitiva, podemos afirmar que la decisión de promover el talento interno o contratar externamente para cubrir puestos directivos depende de múltiples factores, incluyendo la propia cultura organizacional, la necesidad de innovación, la disponibilidad de talento interno preparado y la urgencia del rol. Ambas estrategias tienen sus propias ventajas y desafíos, y la clave está en evaluar cuidadosamente las necesidades y objetivos de la empresa y el puesto. Un enfoque equilibrado, que combine la promoción interna con la propia contratación externa según las circunstancias y necesidades, puede ofrecer una solución efectiva para construir un liderazgo sólido y adaptable que guíe a la organización hacia el éxito a largo plazo.